martes, 29 de noviembre de 2011

La ONU examinará situación de los pueblos indígenas

Primera visita a Argentina de experto de la ONU sobre situación de los pueblos indígenas que incluirá a Formosa.

El Relator Especial de la ONU James Anaya visitará Argentina del 27 de noviembre al 7 de diciembre 2011 para examinar la situación general de los pueblos indígenas del país, incluyendo aspectos tales como el derecho a sus tierras y recursos naturales.

"Durante mi misión, analizaré la situación de los pueblos indígenas, quienes se encuentran entre los grupos más vulnerables y marginalizados a nivel mundial", dijo el Sr. Anaya al anunciar la primera visita a Argentina de un experto independiente designado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para investigar los derechos de los pueblos indígenas.

"Espero que esta visita ayude a dar visibilidad a las preocupaciones de estos pueblos en Argentina, preocupaciones que a menudo son desconocidas por las sociedades mayoritarias en donde se encuentran los pueblos indígenas", recalcó el Relator Especial.

Durante su visita de once días, el Sr. Anaya se reunirá con autoridades del Gobierno de Argentina y representantes indígenas en la ciudad de Buenos Aires, así como en las provincias de Neuquén, Río Negro, Salta, Jujuy y Formosa.

Tras su visita a Argentina, el Relator Especial preparará un informe con sus principales conclusiones y recomendaciones sobre los temas estudiados durante su misión, que será presentado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2012.

El Sr. Anaya ofrecerá una conferencia de prensa al final de su misión, el miércoles 7 de diciembre a las 18:00 horas, en la oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Argentina, Esmeralda 130, Piso 13.

El 26 de marzo de 2008, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU nombró a James Anaya Relator Especial los derechos de los pueblos indígenas, por un período inicial de tres años. El Consejo renovó su mandato por tres años adicionales en 2011. El Sr. Anaya es titular de Regents? Professor y de la Cátedra James J. Lenoir de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Arizona (EE.UU.).
26-11-2011

domingo, 6 de noviembre de 2011

La dialéctica de las estatuas: El orden de la anestesia (por Marcelo Valko)

El ojo recargado… Alguna vez Merleau-Ponty señaló que el ojo llega siempre viejo a la imagen, es decir, la mirada accede a su objeto viciado de un saber previo, es como si planteáramos que la percepción llega cargada de haber visto, y por lo tanto, la representación de cualquier objeto se
encuentra teñida por aquellas experiencias y conocimientos previos. No es una tabula rasa donde ancla la visión sino que la misma está teñida o mediatizada por la historia personal.
Sin embargo, y más allá de compartir esa hipótesis, nuestra realidad Latinoamérica y en particular argentina, no puede menos que adecuar el enunciado del autor de y añadir una observación. En no pocos casos, el ojo no sólo arriba viciado de saber, sino que llega anestesiado a su objeto, llega como si no tuviese capacidad ni aptitud de percibir efectivamente lo que tiene frente a si. Esa insensibilidad no es casual,es una laboriosa construcción por parte de un Estado que fue modelado a piaccere por la “impoluta” generación del ´80. Precisamente por ello, me resulta imposible elaborar una propuesta sobre Educación y Memoria, sin advertir como en nuestro medio se instaló con absoluta contundencia y claridad una peculiar educación de la memoria que no es otra cosa que una Pedagogía de la Desmemoria, es decir, una doctrina del olvido, un catecismo impecable que instala un culto a la amnesia colectiva desde sitios tan inocentes como una plaza donde juegan niños o desde las veredas de cualquiera de nuestras ciudades.
Tal anestesia visual, para denominarla de algún modo, se trata de un mecanismo peligroso que tergiversa y suplanta la realidad mediante la laboriosa construcción de un imaginario social arraigado hace varias generaciones. Y esa amnesia y ese olvido produce como resultado la naturalización de una serie de cuestiones estructurales, donde asoma con crudeza el discurso elitista que ideó un país enquistado en el puerto de Buenos Aires que, imagina ser un apéndice de Europa en medio de la oscura barbarie latinoamericana que lo rodea con su tenaz incomprensión. Se trata, en última instancia, de un discurso indudablemente racista que se despliega contra un enorme segmento de la población. En este artículo me propongo sondear apenas una de tales aristas representada por la estatuaria que nos habitúa a convivir cotidianamente con semejante anestesia visual instaurada en el imaginario hace un siglo y medio por la generación del ´80 de la cual la Zanja de Alsina es su obra más cabal, ese mapamundi mental que separó de modo tajante a los seres que avanzan hacia el progreso y otros anacrónicos que no tienen cabida en el mundo del futuro, en definitiva separando humanos de salvajes, concretizando el viejo slogan sarmientino de civilización y barbarie. No olvidemos que, justamente el “Padre del Aula” tanto en escritos tempranos como o, más tardíos como afirma una y otra vez que “las razas americanas viven en la ociosidad, y se muestran incapaces aun por medio de la compulsión para dedicarse a un trabajo duro y seguido”; “El indio se distingue de la manera más singular por una naturaleza apática e indiferente (…) su corazón no late ni ante el placer, ni ante la esperanza, sólo es accesible al miedo (...) el sensualismo y el alcohol les absorben todo el tiempo”. Mitre profundiza la idea. Basta leer el capitulo “El Inca” de su Historia de Manuel Belgrano donde se dedica a destrozar la idea de monarquía incaica planteada por el creador de la bandera en los debates de Tucumán de 1816. Señala que Belgrano propone coronar a “un rey de patas sucias y una monarquía en ojotas (…) un rey de burlas, hechura de la irreflexión y el capricho sacado de una choza”.

Finalmente, del sarcasmo pasa directamente a la falta de respeto a la investidura del héroe cuya historia escribe, al señalar que “mejor sería que se dejase de escribir y ganase batallas”. Ante los ojos de aquellos ideólogos de la Argentina para pocos, Manuel Belgrano había cometido un pecado imperdonable: aspiraba a un país inclusivo. En Argentina, la amnesia colectiva, se encuentran íntimamente vinculada a la currícula académica construida por la historiografía oficial que se enseñorea en las aulas amaestrando las neuronas de generaciones de alumnos y docentes. Es la misma historia oficial que HernándezArregui califica con lucidez como la Obra Maestra de la oligarquía. En ese sentido, tal construcción histórica cuyo mejor paradigma es Bartolomé Mitre, se ocupó de ordenar prolijamente el pasado para ungir prohombres y nombrar gusanos, elaborar un rating de héroes, situaciones épicas, aciertos y errores y, siempre y en todo momento planteó el paradigma que debe permanecer inalterable.

Para estructurar semejante Obra Maestra de las élites gobernantes, no solo se valieron de los textos y laminas de los “inocentes” manuales escolares aprobados por el Ministerio de Educación, sino que también desperdigó por todas las concentraciones urbanas, una serie de monumentos que, como una suerte de mojones sagrados, custodian el discurso de nuestra temporalidad como Nación. Lo aparentemente estático de la estatua, tiene que ver con la profunda tensión que ejerce el poder para mantener el statu quo. Nada como la estatuaria para instaurar el orden de las huellas mnémicas de una sociedad e impartir desde lo alto del
pedestal una determinada enseñanza que todavía no cesa. Como le consta a mucha gente, hoy en día, existe un importante movimiento social para Desmonumentar a Roca, es decir, mediante un proyecto de ley fundamentado con solidez por Osvaldo Bayer, se solicita a las autoridades de la ciudad de Buenos Aires que la estatua ecuestre del general Julio Roca emplazada en cercanías de la Plaza de Mayo, fuese trasladada a la estancia “La Larga” propiedad de los descendientes de quien fuera no sólo exterminador de mapuches y ranqueles sino que también hizo foco en los trabajadores, para lo cual impulsó la Ley de Residencia 4.144 con el propósito de mantener a raya a los extranjeros de ideología disolvente que atentaban contra el Ser Nacional con reclamos tan excéntricos como una jornada laboral de 8 horas. No resulta ocioso acotar que el redactor de la ley, fue Miguel Cané a quien únicamente se recuerda por la “inofensiva” Juvenilia.Tal movimiento social para Desmonumentar a Roca que repartió alegremente 42.000.000 de hectáreas a los principales apellidos de la Sociedad Rural, se extendió a todo lo largo de la República.

Felizmente cada vez son máslos pedidos que se multiplican en legislaturas y concejos deliberantes de todo el país, solicitando la definitiva eliminación de estos nombres malsanos y estatuas inmerecidas. Sin embargo, no solo hay que reemplazar estos nombres de calles y bronces de militares, mercenarios y traidores de toda laya, también debemos enfocar nuestra atención sobre otra clase de monumentos que en unos casos se enmascaran tras un ropaje piadoso y en otros, tienen que ver con lo artístico y sus curiosos emplazamientos.

No olvidemos que la cruz fue compañera inseparable de la espada y el arte en numerosas ocasiones estuvo al servicio de unos y otros, validando hasta lo imposible de aceptar. Veremos sin embargo, que tales representaciones, enmascaradas tras
un quietismo piadoso y un silencio artístico están más atentas que muchos de los que transitan a su lado.

El paradigma embalsamado

Los seres representados por lasestatuas son habitantes del pasado que se
presentifican modélicos; se trata de personajes que nos antecedieron e indican ejemplos a seguir y respetar. En general, pareciera que nadie las ve y que no tuviesen más utilidad que proporcionarle un excelente mirador a las palomas desde el cual asolearse y realizar con comodidad sus necesidades,pero veremos que el asunto es algo más sutil y que su utilidad está más allá de brindar un cómodo sitial para el deshago de las aves. La gente pasa a su lado sin reparar en la pedagogía que imparten desde su aparente inmovilidad. Sin embargo ellas están allí, dictando sin pausa, ordenando un pasado que se temporaliza en una suerte de presente perpetuo, imponiendo hacia el futuro un orden constante de prioridades morales e históricas desde una construcción estética.

Nos adoctrinan, nos acostumbran y sobretodo naturalizan un estado de cosas que
debe ser así y no de otra manera. En definitiva y aunque pareciera obvio, pero quizás
no tan evidente, la estatuaria tiene que ver con lo estático, con un quietismo anestésico. Dada la brevedad del espacio, mencionaré apenas tres casos de monumentos que incluyen indígenas en su emplazamiento pero que son lo suficientemente representativas para dar una idea cabal de la situación.

El primero de ellos se encuentra emplazado en la ciudad de Santiago del Estero, el
segundo en Buenos Aires y el último en Santa Rosa, capital de La Pampa. Aunque
parezca salida de una cantera medieval, Francisco Solano posee una increíble escultura emplazada en el jardín del Convento de San Francisco de la ciudad de Santiago del Estero. En la foto que acompaña esta nota, se lo observa erguido en lo alto de un pedestal, el rostro hosco, en su mano derecha alza un crucifijo exorcizador tal como corresponde a un “extirpador de idolatrías y bestialidades”,
mientras que en la otra sostiene un violín para nada casual y que representa
la música para calmar a “las fieras”. Tales atributos, crucifijo y violín son atributos habituales en la iconografía del religioso.

Sin embargo, en la estatua santiagueña existen una serie de detalles muy significativos. Pegado al pedestal de Solano, un indio reducido, parado en puntas de pie, se esfuerza por tratar de besar las sandalias del santo varón realizado en tono claro que contrasta con la negritud del indio. Pero el indio besador no está sólo. Junto a San Francisco Solano “Patrono de América” tempranamente beatificado para 1675 y luego canonizado en 1726, también se encuentra una mujer indígena en actitud de amamantar a un niño. El escultor contratado por la curia, interpreta
fielmente el mensaje a trasmitir: allí está el modelo de la familia monogámica que
vino a implementar la cruz y la espada. El rostro hirsuto de San Francisco Solano mira hacia adelante, observa el futuro. No tiene tiempo de mirar lo que ocurre a sus pies donde el indio se arrastra hacia la altura para besar su sandalia sacra. No percibe al humilde indígena, como tampoco a la familia de éste. Se trata de una presencia humilde, insignificante, en definitiva invisible. La extrema sumisión representada por el monumento expresa un racismo propio del imaginario conquistador característico de los siglos XVII o XVIII, que en última instancia nos remite a la dialéctica del amo y el esclavo que sigue enquistada en el imaginario argentino y que se dedica a enseñar lo que no es cierto y a tomar por verdadera a la mentira. Semejante Pedagogía de la Desmemoria nos lleva a aceptar como innegable una situación que sustituye la realidad.

Se trata de un monumento modélico que, en primer término ofende la dignidad de las
comunidades originarias, a las que muestra en una actitud sumisa y patética, una actitud que se busca instaurar. Todo el país está plagado por ésta geografía del mármol que sacraliza la temporalidad del poder y la resignada mansedumbre de los otros.

Veamos otro caso. Los kollas integrantes del Malón de la Paz, deseando inmortalizar
su épica llegada a BuenosAires el 3 de agosto de 1946, decidieron colocar una pequeña
placa de bronce al pie de un monumento que tuviese alguna relación con “lo indígena”.
Nunca imaginaron las dificultades con las que se toparían para concretar tan
modesta aspiración. A decir verdad, en la Capital Federal no tenían muchas esculturas
de donde escoger, no en vano, Ricardo Rojas habló acerca de la “pedagogía de las
estatuas”. Finalmente se decidieron por el monumento al “Hombre Autóctono” obra
del escultor Luis Perlotti, lugar donde todavía hoy, en abril, se conmemora el “Día del Indio”. Se trata de una obra de factura mediocre que se empantana en criterios
convencionales. Perlotti plasmó tres indios sentados que según su visión representan a las “razas ona, tehuelche y calchaquí”. La pose sedentaria del trío que pone énfasis en la rigidez y extrema pasividad contrasta con los 2000 kilómetros caminados por los kollas del Malón de la Paz, protagonistas de una protesta que tuvo como objetivo la recuperación de sus tierras ancestrales usurpadas por latifundistas como el tristemente célebre Robustiano Patrón Costas. Sin embargo, lo más significativo del “Hombre Autóctono” es su ubicación. El monumento de Perlotti se encuentra emplazado sospechosamente frente al cementerio de la Chacarita
a pocos metros de sus altos paredones.
Cabe preguntarse entonces: ¿por qué la representación del indígena se encuentra
junto a los muertos, mientras que tanto general a caballo, santo o caballo con general, están situados frente a las principales plazas y avenidas? Semejante ubicación del “Hombre Autóctono” más que un indicio, es un claro indicador, un signo que busca y logra asociar a los indígenas con la muerte, con los que ya no están entre nosotros. Los indios, tal como consta en tantos manuales escolares “habitaban, cazaban, creían, danzaban”, inexorablemente se conjuga el verbo en pasado. Se trata de una ausencia, de lo que aconteció y quedó atrás que fue superado. La Pedagogía de la Desmemoria, siempre y en todo momento buscó la invisibilización del indígena, la ausentificación de su presencia. ¿Acaso Argentina no viene de los barcos?
Continuando la secuencia que venimos enunciando, ahora toca el turno de otro insólito
monumento que se encuentra frente a la terminal de ómnibus de Santa Rosa, La Pampa. Dicho complejo escultórico tiene una ubicación preferencial desde la cual, recibe y despide a los viajeros que ingresan y parten de la estación, y les recuerda las
viejas lecciones inculcadas por la escuela sarmientina sobre quienes son los unos y
los otros, los nosotros y los ellos, en fin: los civilizados y los salvajes.
En la página Web Recordatorios y esculturas de Santa Rosa, perteneciente a
la municipalidad de esa ciudad, podemos enterarnos que dicho monumento creado por el artista Pianna, fue inaugurando el 30 de agosto de 1970, siendo gobernador el Contralmirante Guozden. Originalmente, la estatua se emplazó en el Colegio Don Bosco.
Años después decidieron donarla al municipio que en el año 2001 la coloca
en la plaza frente a la terminal. La descripción que se encuentra en el sitio oficial no tiene desperdicio por lo que finge, oculta y tergiversa: “Dicha
escultura es de bronce, representa a Don Bosco con dos niños ubicados a ambos lados, tomados de la mano”. Si observamos la imagen, advertimos de inmediato que tal descripción del monumento que, curiosamente fue inaugurado por un contralmirante
que ejercía el cargo de gobernador de facto, en realidad más que describir
encubre y le hace un flaco favor a Giovanni Melchor Bosco, declarado santo por Pío XI en 1934 conocido en nuestro medio con el simpático apelativo de don Bosco, y cuya Orden le brindó la cobertura ideológica que necesitaba la Conquista del Desierto
cumpliendo su propia consigna: “Debemos ir a la Patagonia, lo quiere el Papa, lo quiere Dios”. Retomando el complejo escultórico, vemos también un niño blanco y otro indígena.

No están tomados de la mano, sino que se encuentran mediatizados por el sacerdote que tiene su brazo apoyado en el hombro del niño blanco mientras que el indígena, de rodillas, intenta besar la mano del santo. Tal actitud es la misma que observamos
en la estatua de Santiago del Estero donde el salvaje en puntas de pie, se
esfuerza por besar los pies de San Francisco Solano erguido en lo alto del pedestal. Imagino que Hegel se sorprendería por encontrar plasmada con tanta claridad su hipótesis sobre la dialéctica del amo y el esclavo. Allí está el vencedor y el vencido, el hombre civilizado del futuro, y el salvaje reducido como un eslabón invisible del pasado, reconociendo con la sumisión postural la victoria absoluta
del otro. La dialéctica de amo y el esclavo se expresa con total nitidez.
Otro detalle que evita mencionar la descripción de la Municipalidad es que el niño blanco se encuentra vestido, con un libro en la mano e incluso junto a una pelota de fútbol. Es la síntesis perfecta de un joven completo que estudia y juega de la mano de la religión. En cambio el indígena, se encuentra semidesnudo, cubierto por
un faldón de cuero y en el pecho luce una rústica cruz de madera indicando que se trata de un indiecito reducido.

El cabello, si bien está sujeto con una vincha, mantiene un corte que muestra
un acercamiento a los nuevos requerimientos estéticos. Tengamos presente que la iconografía del indígena carente de ropa tiene que ver con la construcción del estereotipo encarnado en la inocencia del “buen salvaje” cercano a la naturaleza y
alejado de la razón, pero también, tan próximo a la lujuria sexual, al vicio y el pecado.
La escueta descripción tampoco menciona que se trata de una réplica, aunque
con algunas licencias vernáculas de la estatua emplazada en la basílica de San Pedro
del Vaticano. La misma se encuentra ubicada en la última hornacina de la derecha de la nave central, en un nicho reservado a los santos fundadores de órdenes religiosas, y es el único caso cuya representación se encuentra más elevada que el mismo San Pedro. Tanto en la escultura vaticana, como la que se encuentra
en Argentina, los dos niños son una clara referencia a Domingo Savio mientras que el
indiecito no es otro q u e C e f e r i n o Namuncurá. Es notable como la composición
del monumento, trasmite un mensaje no sólo de civilización y barbarie, sino de absolu t a s u m i s i ó n . Resulta evidente que el pequeño indígena semidesnudo
besando la mano de su benefactor, indica como la balanza está absolutamente inclinada para un solo lado, el del niño blanco, vestido, lector y con posibilidades
de jugar y que se encuentra de pie. Tal composición parece emerger de aquellos manuscritos de 1531 del Obispo de Michoacán Vasco de Quiroga quien se refería a los indios como “gente tan dispuesta y tan de cera y sin resistencia alguna… tan rasa la tabla y tan buena la vasija en la que nada hasta ahora se ha impreso, dibujado ni infundido”. Cinco siglos después de Vasco de Quiroga, la estatua de don Bosco y los dos niños resume una dialéctica de subordinación y superioridad de quien posee la razón y un otro, que no es más que una tabla rasa, absolutamente vacía que puede ser moldeada al antojo del benefactor religioso, una suerte de mediador entre la
civilización y la barbarie.
La naturalización de semejante situación es tan absoluta, que muy pocos advierten
hasta que punto se continúa ofendiendo, agrediendo gratuitamente a la memoria de
aquellas bocas muertas por la conquista que ya no pueden defenderse, y atentando contra la actualidad de un segmento enorme de la población nacional como son los pueblos originarios, que deben padecer la afrenta que se los trate, considere e inmortalice como semi-humanos o en el mejor de los casos, como unos seres repletos de vacío.

El sol del 25...

Las estatuas están allí, enhiestas con sus dedos índices señalando el horizonte, naturalizando un destino común para todos los ciudadanos. Naturalizar significa justamente, transformar algo en natural aún cuando se trate de una situación y contexto que no lo es. Naturalizar el destino de sumisión del esclavo. Su emplazamiento y postura tiene que ver con una metodología que se supone pedagógica. Son ejemplos a seguir. Son las posiciones que se deben ocupar en la sociedad. La estatua santiagueña de Francisco Solano no sólo agrede a los indígenas, insulta a todos los seres humanos, por lo tanto, semejante monumento al indio reducido y a su amo “piadoso” debe ser retirada de la vía publica. Santos como Giovanni Melchor Bosco señalando con sus manos a los civilizados y a los bárbaros, o el caso del “HombreAutóctono” de Perlotti que instala a los indios junto al cementerio mientras que los próceres creados por la historiografía oficial habitan el centro de las ciudades escogen un destino como Nación. El mensaje es claro. Pero es hora de replantear esta pedagogía de la estatuaria que apunta a ensalzar a unos e invisibilizar a otros. Algunos piensan que se trata de momias silenciosas en lo alto de un pedestal. El asunto es más complejo. En realidad, las estatuas fingen una inocencia silenciosa, simulan una aséptica inmovilidad que poco y nada tiene de aséptica e inmóvil y mucho menos de silenciosa. Muy por el contrario, se la pasan
aleccionándonos. Las estatuas son peligrosas, siempre lo fueron, desde los inicios
mesopotámicos todas las culturas las tuvieron en la mira y batallaron contra ellas.
Representaciones de dioses y reyes fueron combatidos sin piedad por otros dioses y
reyes. Recordemos tan solo los ejemplos más recientes que re c i b i e r o n u n a
amplia cobertura mediática como lo sucedido tras la caída de la URSS con las
representaciones de Lenín o tras la invasión de Irak con las estatuas de Sadam
Hussein que los tanques de EEUU se empeñaron en derribar.
Las estatuas no son inocentes y cuando se produce un violento cambio de paradigma
o choque cultural radical como los mencionados, la estatuaria en tanto signo
contrario, es percibida y por ello debe ser neutralizada de inmediato, de lo cual, la voladura de la svástica en lo alto del Reichstag de Berlín por parte de las tropas soviéticas en 1945 es un ejemplo contundente. Pasado ese momento de shock, la estatuaria es reemplazada por otra. Paulatinamente, el ojo se acostumbra a la novedad y pronto comienza a ser modelado a su vez por la nueva estatuaria y se
produce la aleccionadora anestesia visual.
Sin dudas, las estatuas son ocupantes del imaginario social, son los modelos a respetar y seguir y está bien que así sea, lo que sin duda es pernicioso, es cuando el ejemplo que se postula modélico es falso o malsano, cuando instala una cronología patológica.
En Argentina estamos asistiendo a uno de esos momentos que son bisagras culturales,
un nuevo paradigma del cual Desmonumentemos a Roca, es el más claro ejemplo. Hace 50 años era directamente impensable. Tales estatuas y monumentos diseminados por todo el país, constituyen una geografía sagrada, mojones cómplices de la invisibilidad
emplazados por una élite que se esfuerza y utiliza todas las estrategias posibles
para instalar una determinada relación especular, una nítida construcción del otro
y de la imagen de sí misma que se impone desde el discurso del poder. Tenemos la
obligación de construir un país fraterno y para que ello sea posible, es necesario responder a cada una de las afrentas incluso de la estatuaria que, como vemos, no son tan silenciosas ni tan inocentes y expresan más de lo que imaginamos al pasar a su lado. En su inmensa mayoría, la estatuaria nos acostumbra a la mentira y naturaliza un país ficcional. Más de una vez, me solicitaron datos históricos para fundamentar la sustitución del nombre del general Roca. En el valle del Chubut un vecino de origen gales, señaló que: “no admitía que sus hijos jugaran en una plaza que lleva el nombre de un asesino”. El dato me parece interesante, ya que la tarea de habitar un país fraterno,tarea que parece infinita, para que tenga éxito, se debe realizar desde un enorme conjunto de ciudadanos tanto de los pueblos originarios como de quines somos huincas, porque es una tarea de seres humanos idénticos a quienes la injusticia ofende por igual. Hoy asoma un nuevo imaginario social que pretende dejar atrás una Argentina enquistada en la Capital Federal, un paradigma
que entre otros ítems, debe terminar con aquella estatuaria que, como gendarmes o mojones de la Obra Maestra de la oligarquía construyeron y siguen custodiando la
exclusión de un enorme segmento de la población. Y aunque los avances en ocasiones se midan en milímetros, no dejan de ser avances. “Es lento,pero viene”, tarde o temprano una Argentina de inclusión terminará de asomar en el horizonte para reemplazar la historiografía que olvida y execra los ideales de la Revolución de
Mayo por un pensamiento fraterno que haga foco en aquella frase del Himno Nacional: “Ved en el trono a la noble igualdad”.

Marcelo Valko, Revista Solidaridad Global, diciembre 2010

Formosa: Las Comunidades Aborígenes Usaron el Voto Castigo

A pesar del apabullante resultado de las urnas, que consagraron al gobernador Gildo Insfrán en su quinto periodo, algunos indicadores de los resultados provisionales muestran a las claras, que varias comunidades aborígenes no votaron al candidato del Frente para la Victoria e inclusive el lema perdió en varias comunidades.

Fuente: El Comercial (25/10/2011)

En el departamento Ramón Lista, conformada en mayor parte, por localidades aborígenes, por ejemplo, en El Potrillo se impuso el padre Francisco Nazar con la UCR por sobre el gobernador Gildo Insfrán por 1301 a 717 votos respectivamente.
En el mismo departamento pero en la localidad de “Tucumancito” Nazar le ganó a Insfrán por 187 votos a 35. En el Lote 8, el candidato del Frente Amplio se impuso por 240 a 112 votos, en María Cristina por 261 a 109 votos, en Santa Teresa por 201 a 118.

En el departamento Patiño, en la localidad de Bartolomé de las Casas, Insfrán quedó por debajo de Nazar por 757 a 340 votos, en San Carlos 38 a 8 votos.
En el departamento Bermejo, en la localidad Bajo Hondo el Frente Amplio ganó por 28 a 12 votos, en Fortín Pilcomayo por 66 a 32 votos, en La Libertad 32 a 29 votos.
En el departamento Pirané, la localidad de Colonía El Alba voto por 105 a Nazar y por 100 a Insfrán, Loma El Quebranto por 27 votos a 14,
En el departamento Pilagás, la localidad de Soldado Heriberto Dávalos, los votos favorecieron al Frente Amplio por 33 a 29.

La Primavera

Finalmente una de las localidades que más trascendencia nacional cobró por los tristes sucesos en donde murieron dos formoseños, ícono de la lucha por las reivindicaciones aborígenes, fue la localidad de La Primavera en el departamento
Pilcomayo, donde el resultado favoreció tan sólo por un voto al candidato a gobernador Francisco Nazar con el cómputo provisorio de 136 a 135 votos.
Si bien todavía es muy pronto para sacar conclusiones, en general la disconformidad de los pueblos originarios y la lucha por sus reivindicaciones se trasladó nítidamente al voto emitido.

El Potrillo es una localidad compuesta mayormente por comunidades originarias, sin embargo y de manera curiosa no es la más combativa, como si lo son otras comunidades. Aun así es donde mayor diferencia tuvo el candidato del Frente Amplio apoyado por el voto aborigen.

La Primavera, por otra parte, es una comunidad aborigen del Departamento Pilcomayo en donde se dio la mayor lucha por las reivindicaciones de los pueblos originarios y que además tiene como condimento, que se encuentra a pocos kilómetros del pueblo natal del gobernador, la localidad de Laguna Blanca donde el oficialismo triunfó en forma aplastante por 4342 votos a 432 votos del Frente Amplio. Por otro lado, también en zona de influencia, la localidad de Laguna Naick Neck de fuerte impronta gildista, donde los resultados fueron igual de abrumadores, por 2872 votos a 852 a favor del oficialismo.

A pesar de encontrarse en el medio de dos intendencias con un aparato político partidario enorme, en la comunidad aborigen de La Primavera, de poco más de 270 habitantes, el Frente Amplio ganó por un voto.

En una provincia donde el oficialismo logró el 75,33% y batir el record de reelecciones a nivel nacional, hay una minoría que manifiesta su disconformidad, defiende sus derechos y los plasma sencillamente a través del voto castigo.

Perez Esquivel: LOS DERECHOS HUMANOS EN LA ARGENTINA DE HOY

Es necesario señalar que los derechos humanos y la democracia son valores indivisibles desde su comprensión integral como derechos de los pueblos.
La ONU durante la Conferencia Mundial realizada en Viena, Austria, en 1993 avanzó en comprender los derechos humanos desde su integridad: la autodeterminación, el desarrollo, la soberanía, el derecho al ambiente y los recursos y bienes naturales.
Es necesario clarificar que quien viola los derechos humanos es el Estado.
Los asaltos, asesinatos, robos, etc. son delitos que deben ser juzgados de acuerdo a las leyes vigentes que rigen en el país. Es necesario clarificar estos conceptos frente a una creciente confusión sobre quienes son responsables de violar estos derechos.
La Argentina vivió a través de su historia graves violaciones de los derechos humanos y de los pueblos dejando profundas huellas en la vida de las comunidades indígenas que sufrieron bajo la conquista española, sometiéndolos a la esclavitud y represión y posteriormente los esclavos africanos. Incluso pasadas las luchas por la independencia y la abolición de la esclavitud en 1813 se continúo cometiendo atrocidades como en la llamada Campaña del Desierto.
El país sufrió en la segunda mitad del siglo XX la sucesión de gobiernos pendulares entre dictaduras y gobiernos civiles débiles, hasta la última dictadura que se impuso en el país utilizando métodos aberrantes desde la Doctrina de Seguridad Nacional que marcó con dolor y sufrimiento al pueblo argentino desde 1976 hasta 1983.
No podemos dejar de lado en ésta breve referencia a la "Triple A" y su política represiva encubierta durante el gobierno de Isabel Perón y el accionar de las guerrillas en el país.
Es un capítulo marcado por los olvidos intencionados que dicen que nada pasó antes y después de la dictadura militar. Pero debemos tener una lectura profunda y sincera de lo vivido y las consecuencias que tuvo para nuestro pueblo.
Acotar los derechos humanos a la época de la dictadura militar y los horrores que vivimos en el país, es escamotear la memoria a nuestro pueblo y burlar su derecho a la Justicia y la Verdad. Este derecho no puede estar sometido a la manipulación política.
Durante el gobierno de Raúl Alfonsín y con todas sus contradicciones se logró el juicio a las tres primeras juntas de los comandantes de la dictadura militar, posteriormente se produce un fuerte retroceso del gobierno bajo presión militar y falta de coraje, al imponer las leyes de impunidad, de Punto Final y Obediencia Debida; los indultos a los genocidas impuesto por el gobierno de Carlos Menem, profundiza la impunidad jurídica.
Nestor Kirchner, durante su gobierno, asumió los reclamos de los organismos de derechos humanos y la sociedad en general y el Parlamento sanciona la nulidad de las leyes de impunidad, lo que permitió abrir caminos para lograr los juicios a los represores y superar la impunidad jurídica. Es un fuerte avance para afirmar el Estado de derecho.
La Argentina ha marcado caminos. La Justicia Federal juzga a los responsables de crímenes de lesa humanidad logrando un avance significativo en el fortalecimiento de la justicia y la democracia, y sentando precedentes jurídicos ejemplares en el país y en el mundo.
La situación de los derechos humanos en la Argentina actual, tiene luces, sombras y matices, no sólo en la política nacional, sino en las decisiones de los gobiernos provinciales. La reforma constitucional del año 1994 establece que la Argentina es un país federal, pero cuando vemos las prácticas de los gobernadores, son más feudales que federales y se demuestra en graves violaciones a los derechos humanos.
La discriminación y persecución a los pueblos originarios es un ejemplo de esto. El problema de los territorios y derechos indígenas violados sistemáticamente, víctimas de los gobiernos provinciales, de una justicia sometida al poder político, son casos concretos que hemos podido ver últimamente en la Provincia de Formosa, en la Comunidad Qom, La Primavera, sometida a la represión, muerte y cárcel por parte del gobierno formoseño.Este problema territorial representa la discriminación de sus culturas y valores y una violación de los derechos de los pueblos que debieran estar protegidos de acuerdo a la Constitución Nacional en su artículo 75, al Convenio 169 de la OIT y a la Declaración Universal de los Pueblos Originarios, proclamados por las Naciones Unidas.
Las continuas violaciones de los derechos humanos en el sistema penitenciario. Hoy las cárceles son depósitos humanos que degradan la dignidad de la persona. El hacinamiento, las condiciones de encierro, la superpoblación y deterioro edilicio, la aplicación de torturas y trato cruel y degradante; así como la situación de las mujeres y sus niños en las prisiones, requieren de políticas públicas para resolver los problemas existentes. Situaciones semejantes se viven los institutos penitenciaros de todo el país. Las comisarías continúan ejerciendo la violencia, situación que desde la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires venimos denunciando y sobre la que hemos propuesto soluciones, como la creación de la Policía Judicial que dependa de la Corte Suprema de Justicia.
Los problemas de la infancia, el aumento de los niños y jóvenes en estado de riesgo social, los chicos en situación de calle, desde esferas oficiales y medios de comunicación se busca bajar la edad de imputabilidad para penalizarlos y llevarlos al encierro en institutos que agrava la situación de vida de los mismos.
Si bien hay programas de atención a la infancia, no son suficientes y faltan de políticas públicas para dar contención y prevención sobre las adicciones, el control de la prostitución y la trata de personas. Sepamos que son los niños, niñas y jóvenes los que soportan el flagelo de la violencia social y estructural que afecta a nuestra sociedad y que tiende a aumentar.
Aclaremos que no son políticas de Estado la situación de violencia institucional. Son remanentes y prácticas de las fuerzas de seguridad desde la dictadura, que no han sido erradicadas. Lo que urge es la reforma de los planes de estudio y ejercicio aplicado de estas fuerzas.
En las últimas décadas han surgido con fuerza los derechos ambientales, frente al deterioro de los recursos y bienes naturales, situación que afecta a gran parte de la población en nuestro país y a escala planetaria.
Los monocultivos y destrucción de la biodiversidad, los desmontes y daños ambientales irreparables son provocados en gran medida por quienes privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos. A esta situación se suma la falta de control por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, sobre los daños provocados por los agro tóxicos como el glifosato utilizado en gran parte en los monocultivos de soja, habiéndose comprobado daños a la salud de los pobladores y malformaciones en los recién nacidos. Esta situación no la desconocen las autoridades y sin embargo lo toleran con total impunidad.La gran minería está dañando la vida de la población. La extracción de minerales como el oro, la plata, cobre y minerales estratégicos, utilizando el cianuro y el mercurio que penetran en las napas de agua afecta directamente a la población humana, animales y vegetales. El saqueo es inmenso, se llevan el 97 % de los recursos con una simple declaración jurada, sin control alguno y dejan destrucción y muerte.
Minerales de los cuales no se habla y que son prácticamente desconocidos por la gran mayoría de la población también debemos tomarlos en cuenta. Las llamadas “Tierras Raras” disponen de minerales utilizados por la gran industria siendo de alto valor estratégico en el actual y futuro desarrollo de la humanidad.
Hoy los países que encabezan la explotación y demanda de las “Tierras Raras” son en primer lugar China, seguida por los EE.UU. Debemos estar atentos.
La desertificación del país va avanzando ante la total indiferencia y complicidad de los gobiernos. La ONU ha hecho un llamado de alerta a la responsabilidad y conciencia de la humanidad, poniendo su acento en los bienes y recursos naturales, como el agua y la biodiversidad, cada vez más escasos y el reclamo sobre la soberanía alimentaria. El informe de la FAO es aterrador, por día mueren en el mundo más de 35 mil niños de hambre. En nuestro país la mortalidad infantil alcanza a cerca de 25 niños por día.
La Argentina aún está a tiempo de revertir la situación y asumir el desafío de recuperar la soberanía perdida. Se necesita decisión, coraje político y la acción de todos los sectores sociales, políticos y económicos, así como el apoyo de las iglesias, para hacer frente a la devastación de los bienes del pueblo y recuperar las empresas base, el territorio y los recursos estratégicos para la vida y desarrollo del país. En esto consiste hoy, la lucha integral por los derechos humanos.

Adolfo Pérez Esquivel
Buenos Aires, 03 de Noviembre del 2011

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